Continuando con el comentario sobre las cartas de San Pablo, el Papa Benedicto XVI desentraña el inicio de la segunda carta a los Corintios: "Él nos consuela de todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a aquellos que se encuentran en cualquier género de aflicción con la consolación con la que nosotros mismos hemos sido consolados" (2ª Cor 1, 3-4). Dos ideas para nuestra oración:
1. ¿Qué es la consolación?: Lo explica el Papa. No es un simple sostén o consuelo, sino que es sobre todo ánimo y exhortación a no dejarnos vencer de la tribulación y de las dificultades. En la oración Dios no nos da sólo su hombro para que lloremos en Él, sino que nos ofrece su fuerza para salir adelante.
2. Nos transforma en Cireneos: Unidos en Cristo en la oración, Cristo nos hace capaces de co
nsolar a su vez a aquellos que se encuentran también en aflicción. La oración nos preparara para ser Cireneos de los demás, ayudarles a cargar sus cruces cotidianas, a acompañarles en el camino de su vida. ¿Quién no necesita ser acompañado en el sufrimiento y en la aflicción? La oración nos capacita para ser auténticos acompañadores.
Continuando con el comentario sobre las cartas de San Pablo, el Papa Benedicto XVI desentraña el inicio de la segunda carta a los Corintios: "Él nos consuela de todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a aquellos que se encuentran en cualquier género de aflicción con la consolación con la que nosotros mismos hemos sido consolados" (2ª Cor 1, 3-4). Dos ideas para nuestra oración:
1. ¿Qué es la consolación?: Lo explica el Papa. No es un simple sostén o consuelo, sino que es sobre todo ánimo y exhortación a no dejarnos vencer de la tribulación y de las dificultades. En la oración Dios no nos da sólo su hombro para que lloremos en Él, sino que nos ofrece su fuerza para salir adelante.
2. Nos transforma en Cireneos: Unidos en Cristo en la oración, Cristo nos hace capaces de co
nsolar a su vez a aquellos que se encuentran también en aflicción. La oración nos preparara para ser Cireneos de los demás, ayudarles a cargar sus cruces cotidianas, a acompañarles en el camino de su vida. ¿Quién no necesita ser acompañado en el sufrimiento y en la aflicción? La oración nos capacita para ser auténticos acompañadores.
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