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VIH/SIDA

La Conferencia del Episcopado Mexicano a través de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social-Cáritas responde al llamado que hiciera el Santo Padre, Juan Pablo II, a una mayor participación de la sociedad en la lucha contra el SIDA


La pandemia mundial del VIH/SIDA está significando uno de los grandes desafíos para la humanidad en el siglo XXI. La batalla contra su propagación se da principalmente en el campo de la ciencia médica, donde aún no se ha logran una cura definitiva y visiblemente habrá varios años para lograrlo. Los gobiernos hacen esfuerzos no siempre suficientes por controlar este mal que en algunas naciones
representa la principal causa de muerte de la población entre los 15 y 45 años.

En muchos países, el SIDA está reduciendo sistemáticamente la esperanza de vida. La epidemia ha tenido un fuerte impacto en las personas, las familias y las comunidades, pero quizá, una de las peores consecuencias de la enfermedad es el estigma social, la discriminación y la violación de los derechos humanos fundamentales de las personas que lo padecen.

En contraste, la prevalencia de VIH en población adulta de 15 a 49 años de edad es del 0.3%, lo cual significa que tres de cada mil personas adultas podrían ser portadoras del VIH en México. De acuerdo a las estimaciones más recientes del Centro Nacional para la Prevención y Control del SIDA.

CENSIDA, en México existen 182 mil personas adultas infectadas por el VIH. Desde 1983, año en que inició esta epidemia en nuestro país, hasta el 15 de noviembre del 2006, en el Registro Nacional de Casos de SIDA se han contabilizado en forma acumulada 107,625 casos de SIDA, de las cuales el 83% son hombres y el 17% son mujeres. Por cada cinco casos acumulados de VIH/SIDA en hombres se ha observado un caso en mujeres; y en lo casos sexuales esta relación se conserva. Las personas de 15 a 44 años de edad constituyen el grupo más afectado con 78.7% de los casos registrados.

En las dos últimas décadas ha crecido de forma alarmante la infección del VIH/SIDA entre la población femenina. Este grupo es el sector más vulnerable en los ámbitos biológico, epidemiológico y social. La vulnerabilidad social no se limita sólo a lo sexual, sino también a la condición de desventaja de las mujeres en el campo educativo, económico y legal. El virus prospera allí donde se les niega dignidad y respeto a las mujeres, si antes las cifras indicaban que por cuatro hombres infectados había una portadora, esta epidemia se ha igualado.

La Conferencia del Episcopado Mexicano a través de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social-Cáritas responde al llamado que hiciera el Santo Padre, Juan Pablo II, a una mayor participación de la sociedad en la lucha contra el SIDA, y nos convoca a realizar una colecta económica para apoyar a la Iglesia en la República Centroafricana, en donde aproximadamente 260 mil personas viven con VIH/SIDA. La Iglesia en México asume este compromiso solidario a través de la Comisión Episcopal de Pastoral Social en colaboración con las Comisiones Episcopales de Pastoral de la Salud, Familiar y Juvenil con el proyecto "Esperanza de Vihda" desplegando una serie de actividades pastorales a favor de los portadores de VIH y sus familias.

Con el Proyecto "Esperanza de VIHDA” sumamos nuestros esfuerzos a la Campaña de ONUSIDA 2004 que tiene como eje: Las mujeres, las jóvenes, niñas y el VIH y SIDA avalada por Cáritas Internacional dando prioridad a las más pobres, marginadas y oprimidas. El SIDA intensifica la feminización de la pobreza; la violencia contra las mujeres es un problema importante de derechos humanos y salud pública en América Latina. Esta violencia aumenta la vulnerabilidad femenina al VIH.

Desde nuestra propia identidad como CEPS, Promover y/o fortalecer y/o acompañar a los sujetos sociales y eclesiales con el fin de contribuir para que la dimensión social de la fe esté presente en la tarea evangelizadora de la Iglesia y, por tanto, los valores del Evangelio lleguen a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformen desde dentro, renueven a la misma humanidad (Cfr. E. N. Nos. 18-20)

La postura de la Iglesia católica a favor de la abstinencia y la fidelidad, y el esfuerzo por atender a millones de enfermos de SIDA son, en este sentido, una contribución muy valiosa para defender la vida y la salud de tantos seres humanos necesitados de un apoyo fraterno, que es siempre la base de cualquier justicia social.

En esta línea el apoyo más importante que puede hacer la Iglesia es contribuir en la lucha contra la estigmatización, la autoestigmatización y la discriminación por su larga tradición de compasión y solidaridad. Perseverar en su labor firme y ejemplar en la defensa de los derechos humanos de todas las personas infectadas por el VIH y del don divino de su dignidad. En muchos países, fue la primera en abrir sus brazos a estas personas rechazadas por su medio ambiente.

El Proyecto "Esperanza de VIHDA" está dirigido concretamente a los Agentes de Pastoral Social y representantes del Consejo Permanente de Cáritas como colaboradores inmediatos en la realización del proyecto, partiendo de sus Provincias Eclesiásticas, diócesis y parroquias, a las personas portadoras del VIH/SIDA y a sus familias, a los jóvenes. A la misma sociedad para que tome conciencia de que vivimos en un "mundo con VIH/SIDA" que nos afecta a todos.
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La Conferencia del Episcopado Mexicano a través de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social-Cáritas responde al llamado que hiciera el Santo Padre, Juan Pablo II, a una mayor participación de la sociedad en la lucha contra el SIDA


La pandemia mundial del VIH/SIDA está significando uno de los grandes desafíos para la humanidad en el siglo XXI. La batalla contra su propagación se da principalmente en el campo de la ciencia médica, donde aún no se ha logran una cura definitiva y visiblemente habrá varios años para lograrlo. Los gobiernos hacen esfuerzos no siempre suficientes por controlar este mal que en algunas naciones
representa la principal causa de muerte de la población entre los 15 y 45 años.

En muchos países, el SIDA está reduciendo sistemáticamente la esperanza de vida. La epidemia ha tenido un fuerte impacto en las personas, las familias y las comunidades, pero quizá, una de las peores consecuencias de la enfermedad es el estigma social, la discriminación y la violación de los derechos humanos fundamentales de las personas que lo padecen.

En contraste, la prevalencia de VIH en población adulta de 15 a 49 años de edad es del 0.3%, lo cual significa que tres de cada mil personas adultas podrían ser portadoras del VIH en México. De acuerdo a las estimaciones más recientes del Centro Nacional para la Prevención y Control del SIDA.

CENSIDA, en México existen 182 mil personas adultas infectadas por el VIH. Desde 1983, año en que inició esta epidemia en nuestro país, hasta el 15 de noviembre del 2006, en el Registro Nacional de Casos de SIDA se han contabilizado en forma acumulada 107,625 casos de SIDA, de las cuales el 83% son hombres y el 17% son mujeres. Por cada cinco casos acumulados de VIH/SIDA en hombres se ha observado un caso en mujeres; y en lo casos sexuales esta relación se conserva. Las personas de 15 a 44 años de edad constituyen el grupo más afectado con 78.7% de los casos registrados.

En las dos últimas décadas ha crecido de forma alarmante la infección del VIH/SIDA entre la población femenina. Este grupo es el sector más vulnerable en los ámbitos biológico, epidemiológico y social. La vulnerabilidad social no se limita sólo a lo sexual, sino también a la condición de desventaja de las mujeres en el campo educativo, económico y legal. El virus prospera allí donde se les niega dignidad y respeto a las mujeres, si antes las cifras indicaban que por cuatro hombres infectados había una portadora, esta epidemia se ha igualado.

La Conferencia del Episcopado Mexicano a través de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social-Cáritas responde al llamado que hiciera el Santo Padre, Juan Pablo II, a una mayor participación de la sociedad en la lucha contra el SIDA, y nos convoca a realizar una colecta económica para apoyar a la Iglesia en la República Centroafricana, en donde aproximadamente 260 mil personas viven con VIH/SIDA. La Iglesia en México asume este compromiso solidario a través de la Comisión Episcopal de Pastoral Social en colaboración con las Comisiones Episcopales de Pastoral de la Salud, Familiar y Juvenil con el proyecto "Esperanza de Vihda" desplegando una serie de actividades pastorales a favor de los portadores de VIH y sus familias.

Con el Proyecto "Esperanza de VIHDA” sumamos nuestros esfuerzos a la Campaña de ONUSIDA 2004 que tiene como eje: Las mujeres, las jóvenes, niñas y el VIH y SIDA avalada por Cáritas Internacional dando prioridad a las más pobres, marginadas y oprimidas. El SIDA intensifica la feminización de la pobreza; la violencia contra las mujeres es un problema importante de derechos humanos y salud pública en América Latina. Esta violencia aumenta la vulnerabilidad femenina al VIH.

Desde nuestra propia identidad como CEPS, Promover y/o fortalecer y/o acompañar a los sujetos sociales y eclesiales con el fin de contribuir para que la dimensión social de la fe esté presente en la tarea evangelizadora de la Iglesia y, por tanto, los valores del Evangelio lleguen a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformen desde dentro, renueven a la misma humanidad (Cfr. E. N. Nos. 18-20)

La postura de la Iglesia católica a favor de la abstinencia y la fidelidad, y el esfuerzo por atender a millones de enfermos de SIDA son, en este sentido, una contribución muy valiosa para defender la vida y la salud de tantos seres humanos necesitados de un apoyo fraterno, que es siempre la base de cualquier justicia social.

En esta línea el apoyo más importante que puede hacer la Iglesia es contribuir en la lucha contra la estigmatización, la autoestigmatización y la discriminación por su larga tradición de compasión y solidaridad. Perseverar en su labor firme y ejemplar en la defensa de los derechos humanos de todas las personas infectadas por el VIH y del don divino de su dignidad. En muchos países, fue la primera en abrir sus brazos a estas personas rechazadas por su medio ambiente.

El Proyecto "Esperanza de VIHDA" está dirigido concretamente a los Agentes de Pastoral Social y representantes del Consejo Permanente de Cáritas como colaboradores inmediatos en la realización del proyecto, partiendo de sus Provincias Eclesiásticas, diócesis y parroquias, a las personas portadoras del VIH/SIDA y a sus familias, a los jóvenes. A la misma sociedad para que tome conciencia de que vivimos en un "mundo con VIH/SIDA" que nos afecta a todos.

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