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Sentimientos, imaginación y pasiones |
En el mundo en que vivimos encontramos personas de todo tipo: desde el que es capaz de luchar por un gran ideal y lograrlo, hasta aquél que se hunde en el vicio y la desesperación. ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro?
Existen muchas diferencias: tal vez lo que le tocó vivir a cada uno, u otra circunstancia, pero la diferencia más importante es que el primero seguramente supo educar sus sentimientos, imaginación y pasiones guiado por la inteligencia y la voluntad y el segundo no.
Además de las facultades del alma: inteligencia, voluntad, libertad y capacidad de amar, la persona humana tiene otras características que enriquecen su personalidad. En esta ocasión hablaremos únicamente de tres de ellas, que son: los sentimientos, la imaginación y las pasiones.
Estas características afectan el comportamiento y la manera de ser de cada uno de nosotros. Debemos conocerlas, saber cómo nos afectan y saber qué medios podemos utilizar para educarlas.
La madurez de una persona depende de cómo maneja sus sentimientos, imaginación y pasiones. Cuando vemos a alguien que se deja llevar por sus sentimientos o por sus pasiones y no es capaz de utilizar su voluntad correctamente, decimos que es inmaduro. En cambio, si observamos a aquellas personas que han logrado educar sus sentimientos, su imaginación y sus pasiones, vemos que normalmente son personas felices que logran también hacer felices a los demás.
Tomemos como ejemplo a una gran persona conocida por todos: la Madre Teresa de Calcuta. Fue su gran sentimiento de ternura y compasión por los pobres y necesitados el que le sirvió de motor para emprender su obra. Su imaginación le permitió concebir posibilidades para ayudar a los demás. Grandes pasiones como el amor, el ansia de justicia y la valentía le permitieron luchar día a día para seguir adelante. Por otro lado, fue capaz de controlar sentimientos negativos como el desaliento, la tristeza, etc. Fue capaz de controlar pasiones como la pereza, la ira, etc., y cumplir así la misión que Dios le tenía encomendada.
Podemos analizar también otros líderes mundiales y concluir que ellos son lo que son porque han sabido educar sus sentimientos y pasiones, así como su imaginación
SENTIMIENTOS
Los sentimientos son las respuestas de nuestra emotividad a un estímulo. Por ejemplo, nos agrada, por un lado recibir la visita de un amigo o amiga y nos desagrada, por el otro, estar con una persona aburrida. Los sentimientos son reacciones que son motivadas ya sea por causas externas o internas. Pueden durar mucho o ser pasajeros. Nosotros no provocamos nuestros sentimientos ni tampoco podemos evitarlos. Sin embargo, podemos dejarnos llevar por ellos o no. Podemos también alejarnos o acercarnos a la causa que los provoca. Y, sobre todo, podemos controlar la reacción que los sentimientos inducen nuestras acciones dado que un sentimiento nos puede llevar a hacer cosas buenas y positivas. Por ejemplo: Vamos a suponer que muere un familiar cercano al que queríamos mucho. No podemos evitar sentir tristeza; pero sí podemos controlar nuestra reacción: en lugar de sentarnos en un sillón a llorar, podemos buscar la manera de ayudar a los demás familiares...
Medios para educar los sentimientos:
· Aprender a poner en orden los sentimientos para que ellos no nos controlen.
· Cultivar la capacidad para reaccionar en forma positiva ante las situaciones importantes. Para adquirirla bueno, tener sentimientos.
· Cumplir el deber siempre, sean favorables o desfavorables los sentimientos.
· Remover (eliminar) la causa de los sentimientos adversos. No tratar de cambiar los sentimientos, sino lo que los provoca.
IMAGINACIÓN
La imaginación es una aptitud o disposición para reproducir, combinar o crear imágenes o ideas mentalmente. Aumenta nuestra creatividad y nos permite visualizar ideas o ideales.
La imaginación puede ser nuestra gran aliada, pues nos ayuda a concebir ideas que podemos llevar a cabo. Sin ella viviríamos estancados, sin avanzar. Nos ayuda a crear nuevos proyectos, a pensar la mejor forma de lograrlos. Es la sal de la vida.
No obstante también debemos cuidarla porque es capaz de distorsionar la realidad y hacernos creer como cierto algo que no lo es. Santa Teresa de Ávila la llamaba "la loca de la casa", al advertir a sus novicias de los peligros que puede tener el dejar trabajar a la imaginación sin el control de la razón.
Medios para educar la imaginación:
· Ser consciente de la diferencia entre realidad e imaginación.
· Sustituir los pensamientos negativos o dañinos por ilusiones sanas y atractivas.
· Dejar volar la imaginación únicamente en ciertos momentos, con finalidades específicas y razonadas, sin que afecte la realización de nuestras tareas y deberes, ni nuestra convivencia con los demás.
PASIONES
Las pasiones son la energía de las personas. La energía nos lleva a actuar. Debemos aprender a encauzarlas, ya que una energía descontrolada puede ser muy nociva. Al igual que los sentimientos, no podemos evitarlas, pero sí canalizar su fuerza para el bien de todos.
Cada pasión tiene dos aspectos: uno positivo y otro negativo, según nos lleve a un buen fin o a un mal fin. Por ejemplo, se dice que el orgullo es malo, pero bien encauzado hace que una persona se sienta realizada, satisfecha y contenta de su familia, de su trabajo, etc.
Las pasiones bien encaminadas son el motor de nuestra vida, son las que han conquistado los más grandes logros en este mundo. La pasión más grande del cristiano debe ser el amor, amor que es capaz de hacer hasta lo imposible por lo amado. Procuremos orientar y cultivar nuestras pasiones hacia el bien.
Existen dos tipos de pasiones: de autoconservación y de autorrealización.
1. Pasiones de autoconservación: Son las energías que nos ayudan a lograr la protección de nuestra vida física y nuestra conservación como especie humana. Algunos ejemplos de estas pasiones son: * Deseo de descanso: Tendencia a recuperar nuestras fuerzas. Sin equilibrio, el deseo de descanso se puede convertir en pereza. * Deseo sexual: Impulso hacia las personas del sexo complementario para la conservación de la especie. Sin equilibrio, el deseo sexual se puede convertir en erotismo. * Hambre: Tendencia a la propia conservación por la alimentación. Sin equilibrio, el hambre nos puede llevar a la gula. * Sed: Tendencia a la propia conservación por la bebida. Sin equilibrio, el deseo de beber nos puede llevar a la embriaguez.
2. Pasiones de autorrealización: Son las energías que nos ayudan a conseguir la protección de nuestra vida psíquica, es decir, el sano fortalecimiento interno de nuestra propia personalidad. Algunos ejemplos de estas pasiones son: * El deseo de amar y ser amado. Sin equilibrio, puede convertirse en envidia o celos. * La valentía. Sin equilibrio, se puede transformar en temeridad. * El sentimiento de rechazo hacia algo o alguien. Sin equilibrio, puede mudar a odio. * El orgullo. Sin equilibrio, se puede convertir en soberbia. * El deseo de justicia. Sin equilibrio, nos puede llevar a la ira.
Medios para educar las pasiones:
· No suprimir sino encauzar.
· Darnos cuenta de las pasiones que predominan en nosotros, para manejarlas.
· Fortalecer nuestra voluntad mediante el sacrificio, para aprender a controlar nuestras reacciones e impulsos.
· Conocer y reconocer lo que provoca y despierta negativamente nuestras pasiones más fuertes. Así podremos vigilar lo que las desmanda y protegernos.
· Aprovechar nuestras pasiones fuertes para orientarlas hacia grandes ideales y proyectos.
· Cuidarnos de los ambientes que desatan fácilmente las pasiones. Porque quien se acerca al agua, tarde o temprano se moja.
Se han puesto de moda ciertas asociaciones que promueven unas dinámicas de grupo en las que prometen "la liberación de presiones", el "autoconocimiento", la "autorrealización", y otras cosas por el estilo. Hay que tener mucho cuidado para no caer en sus trampas, pues generalmente en estos grupos se realizan dinámicas contrarias a la dignidad de la persona humana como "gritar como animales", "arrastrarse", "tocarse", "desfogar los sentimientos internos", "liberar las emociones", y presionan fuertemente a todos los presentes a participar en estos ejercicios, aun en contra de su voluntad. Se conoce que los resultados de este tipo de dinámicas de grupo son siempre nocivos, pues llevan a la persona a la angustia, a la pérdida de identidad y a la pérdida de los valores más íntimos.
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